Saturday, October 01, 2005

Los mundiales y el éxito

A comienzos de la década de los cuarenta el béisbol continuaba masificándose en Venezuela y en notable esfuerzo por parte de la empresa privada en conjunto con las organizaciones de béisbol de la época se logró colocar varias torres de iluminación en el estadio de San Agustín para poder realizar juegos nocturnos de la Serie Nacional de Béisbol que ya estaba en acción. Vargas nuevamente se titularía durante el campeonato de primera categoría de 1940 y tuvo como estrella a Jesús Ramos, segundo venezolano en el béisbol de Grandes Ligas, pero nada iba a llamar más la atención que la invitación hecha por Cuba a Venezuela para participar en la tercera Serie Mundial del Béisbol Amateur.

Era el momento para que el país mostrara todo su potencial y los periodistas Herman Ettedgui y Abelardo Raidi se pusieron al frente de la organización, que terminó sin el apoyo económico del gobierno nacional, pero que igual viajó, tras los llamados de Abelardo Raidi a la población venezolana para que cooperara con el equipo de béisbol y éste pudiera participar en tan importante campeonato mundial. Antero Nuñez y Méndez (1992) hacen énfasis en esta anécdota:

A escasos veinte días del compromiso ya firmado, la A.V.B. se sintió desconsolada y Abelardo Raidi, haciendo de tripas corazón, pidió en las páginas de “El Universal” una colecta pública y la formación de alcancías populares por todas las calles de Caracas y en las tribunas del estadio San Agustín y hasta la realización de un partido entre los eternos rivales del Magallanes y Royal Criollos, a fin de cumplir con el compromiso contraído. (Pág. 314)

Venezuela en esa Serie Mundial del Béisbol Amateur tuvo una digna actuación y terminó en el cuarto lugar por detrás de los cubanos, nicaragüenses y norteamericanos.

Al año siguiente, en 1941, se produjo la consagración del béisbol en Venezuela, en la cuarta Serie Mundial Amateur, disputada en la Habana, Cuba. La selección nacional se conformó con jugadores de todo el país, principalmente de Caracas y del Zulia. En la construcción del equipo tuvo vital importancia nuevamente Abelardo Raidi, hombre de medios, que se desempeñaba como narrador y también como cronista para la prensa, fue ayudado por Herman Edttedgui y por Juan Antonio Yanes y juntos tomaron previsiones para este nuevo campeonato mundial con miras a una mejor actuación. Esta vez si se consiguió apoyo por parte del gobierno, lo que facilitó la preparación del equipo.

Venezuela jugó una Serie Mundial de ensueño, sólo perdió su invicto ante República Dominicana para luego derrotar al equipo favorito de Cuba, empatando la cima de la tabla y obligando a un juego de desempate para definir el campeón. La habilidad de Abelardo Raidi hizo que se retrasara varios días el encuentro final, para darle descanso al estelar pitcher de la selección venezolana Daniel “Chino” Canónico. El “Chino” fue quien abrió ante los cubanos en un 22 de octubre histórico para Venezuela.

En el documental Venezuela al Bate, Oteyza, C. (2002) señala que “El 22 de octubre de 1941 la Habana y Caracas están paralizadas para escuchar la transmisión del juego definitivo. El presidente Medina Angarita suspende el Consejo de Ministros y decreta a las empresas el cierre de sus puertas a partir de las dos de la tarde”. .

El fervor por el béisbol había crecido considerablemente. Hombres, mujeres y niños disfrutaron ese Campeonato Mundial y recibieron a los jugadores en el puerto de La Guaira. Nunca antes una selección de peloteros había captado tanta atención. 1941 significó un antes y un después para el béisbol ya que nuevamente personas de todas la clases sociales y todas las edades volcaron su atención a la práctica de este deporte y al disfrute de cada uno de los espectáculos del béisbol, dentro o fuera de nuestras fronteras.

Diarios como La Esfera dedicaron sus editoriales a la hazaña obtenida en la Habana, aprovechando por supuesto la ocasión para trasladar estos triunfos a la escena política y exhortar a los venezolanos a trabajar por el país:

El éxito de nuestros muchachos ha sido una fiesta popular: de uno a otro extremo de la República ha vibrado de entusiasmo el alma colectiva y se ha estremecido el orgullo nacional. El suceso comprueba, categóricamente, que mediante una selección esmeradamente hecha hemos resuelto a nuestro favor un torneo deportivo internacional que ha sido luchado con igual decisión y brío por todos los contendientes. Se ha impuesto, pues, la selección. (La Esfera tomado del Periódico de Ayer (1996) (Pág. 4)

Posteriormente el editorial de La Esfera se refiere al aspecto político tomando en cuenta el acontecimiento deportivo:

El triunfo obtenido en Cuba confirma que si los venezolanos pusiéramos para la solución de todos nuestros problemas el mismo entusiasmo, la misma técnica y el mismo vigor que acabamos de desarrollar con tanto rendimiento para conquistar un lauro deportivo, obtendríamos, seguramente, el mismo éxito. En esta forma tal cual hemos triunfado deportivamente, triunfaremos en política. (La Esfera tomado del Periódico de Ayer 1996) (Pág. 4)

Por su parte el diario “El Universal” publicó una nota hecha por un norteamericano que residía en el país y que reseñaba el entusiasmo de la población venezolana por el triunfo obtenido en Cuba. Este periodista señalaba las curiosas bromas que hacían los venezolanos tras el imponente desempeño del “Chino” Canónico que casi blanquea la delegación cubana y entre otras cosas resaltó la caravana que pobló las calles de Caracas. White (1941) señaló en aquel entonces:

Pasaban camiones cargados de obreros. Naturalmente que gritaban con la más viva emoción: ¡Viva Venezuela! ¡Arriba el “Pollo” Malpica! ¡Hurra para el “Chino” Canónico.
Unos cargaban ocho arepas auténticas engarzadas en una cabulla con un… perro caliente al final, indicando la carrera de la honrilla lograda por los… cubanos en su último empuje para salvar la derrota. (Pág.6)

Hasta una junta pro festejos se designó para preparar un homenaje al equipo campeón venezolano. Música, champaña amenizaban el acto en donde se rendían palabras de elogios por parte de cada uno de los presentes, entre ellos Andrés Eloy Blanco, quien fue el encargado del discurso a nombre del pueblo venezolano. A este acto asistieron miles de personas para contribuir económicamente con el homenaje, además para poder presenciar a cada uno de los ídolos del béisbol, que estaban impactados con tanta atención.

La Radio de aquel entonces

El furor que creó ese campeonato, no sólo se le debe a la calidad de los jugadores, sino también a la entrega de la radio por transmitir cada uno de los encuentros donde estaba presente nuestra selección nacional. Venezuela estaba al tanto de cada jugada, cada jonrón, cada pitcheo por la radio, que retransmitía el encuentro apoyados en la señal de CMQ, conseguida a través de la onda corta. Esta emisora pionera en Cuba llevaba las incidencias de los partidos de aquella Serie Mundial Amateur desde el propio inicio del campeonato hasta la final entre Cuba y Venezuela, juego que paralizó al país ante la radio, gracias incluso a un mandato presidencial.

Venezuela ganó el encuentro y los humildes jugadores venezolanos fueron recibidos como héroes por miles de personas al llegar al país. Isaías Medina Angarita, decretó el 22 de octubre como día nacional del deporte y hasta Andrés Eloy Blanco les dedicó parte de su prosa para hacer referencia a tan especial día. Blanco en Pacanis (comp. 1998):

Pero la radio va anunciando los triunfos, nos dice que un grupo de los nuestros, y no de los que han vivido mejor, sino de los que tienen que correr más detrás de un pan que de una pelota, está imponiendo su músculo y su mente en un concurso de atletas internacionales. Y entonces el que ya va creyendo en la anemia como en un destino cree en sí mismo como en un camino. Ya lo dijo el magistrado: lo mejor de esta victoria es la confianza recobrada, la fe en el rendimiento. Y algo más: el equipo está formado por muchachos de varias regiones. La espera se hace unánime; el alma de la nación se hace íntima, compacta, un alma sola para toda la patria; desde el presidente de la República hasta el último hombre del último rincón, desde el que practica el deporte hasta la niña que ignora los rudimentos de él y el severo académico y el sabio profesor y el enfermo ya casi agonizante, todos están ante la radio, esperando; y ya puede decirse que no es en los guantes de nuestros jugadores donde caen las pelotas bateadas por sus contendores, sino que todas se meten en la voz de la radio, para caer; en atrapada unánime, como en una mascota de ternura, en el alma del pueblo que recobra su fe. (Pág. 45 y 46)

Así fue, la radio estuvo presente en el momento cumbre del béisbol para Venezuela, los narradores que transmitieron el encuentro que paralizó al país fueron “El negro” Prieto, Pablo Morales y Esteban Ballesté, según el testimonio del periodista Rubén Mijares. Ellos escuchaban a CMQ y retransmitían las acciones del juego como si estuvieran viendo cada jugada.
Nota: esto es sólo un extracto de mi tesis, aún falta más por ver. intenté subir fotografías pero Blogger me lo hizo imposible, luego las verán.

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